
En Zea, Leopoldo. El positivismo en México: nacimiento, apogeo y decadencia, p. 242.
LA REVOLUCIÓN MEXICANA
Antecedentes
Los antecedentes de la Revolución Mexicana es un tema amplio y puede
abordarse desde distintos aspectos. Para efectos de nuestro trabajo, solo nos
remitiremos a dos o tres cuestiones de carácter estrictamente político.
Así, pues, lo primero a comentar radica en lo siguiente: A principios de 1908,
Porfirio Díaz concedió una entrevista a un reportero estadounidense, James Creelman, en la que el presidente de México emitió una serie comentarios de
suma importancia para la política del país. En primer lugar, comentó que el
gobierno republicano y democrático es el único justo; en segundo lugar, que el
país ya está preparado para que pueda haber elecciones libres sin que se
corra el riesgo de levantamientos armados; en tercer lugar, como parte de lo
anterior, que estaba dispuesto a dejar la presidencia; y, en cuarto y último
lugar, que si aparecía algún partido de oposición, él sería el primero en
apoyarlo. Con el paso del tiempo, sin embargo, las acciones del presidente
octogenario desmintieron todos esos comentarios; o mejor dicho, pusieron de
manifiesto que no eran ciertos.
En efecto, un año después, ya dentro de la contienda política para las
elecciones que se llevarían a cabo en 1910, los frentes eran tres: dos en el
interior de los porfiristas y uno fuera de éstos. Por un lado, la reelección de
Porfirio Díaz, con Ramón Corral o Bernardo Reyes (exgobernador de Nuevo
León, exministro de Guerra y padre del ateneísta Alfonso Reyes) en la
vicepresidencia; y, por otro, el partido antireeleccionista, con Francisco I.
Madero a la cabeza. La resolución en el interior de los porfiristas se dio cuando
el mismo Porfirio Díaz, a finales de 1909, envió a Bernardo Reyes como
comisionado a Europa, con cualquier pretexto de carácter oficial. Una vez
que se deshizo de éste, Porfirio Díaz pasó a ocuparse de los otros
contendientes: los maderistas.
Silva Herzog, Jesús; Breve historia de la Rev.
En palabras de Silva Herzog, “Reyes era leal a don Porfirio; mas don Porfirio no era leal a
Reyes. Don Porfirio lo odiaba, le tenía desconfianza y lo consideraba rival peligroso. Comenzó
a hostilizarlo con alardes de fuerza militar y nombrando jefe de las tropas en el Estado de
Nuevo León al general Jerónimo Treviño, considerado como enemigo de Reyes. Éste entendió
el juego; se dio cuenta de los deseos del dictador y declaró al fin de modo rotundo que no
aceptaría su postulación para la vicepresidencia. Después recibió instrucciones de dejar el
gobierno de Nuevo León y viajar rumbo a Europa dizque para hacer estudios militares. A Reyes
le quedaron solamente dos caminos: obedecer o levantarse en armas. Optó por lo primero y
marchó al destierro”. Ibid. p. 82.
La etapa maderista

Entre diciembre de 1910 y los primeros meses de 1911 se registran
movimientos armados en varios estados de la República: Morelos, Guerrero,
Tlaxcala, Yucatán, por el lado del centro y del sur, donde destaca el de
Emiliano Zapata; Sonora, Sinaloa, Tepic, Zacatecas, Durango y Chihuahua, por
el lado del norte y el oeste del país. En febrero, Madero cruza la frontera y
establece su cuartel en un poblado de Chihuahua y se le unen a la lucha
Francisco Villa y Pascual Orozco.273
En mayo, cae Ciudad Juárez, poblado fronterizo del estado de Chihuahua y, no
sin antes negociar, se firma el tratado de paz el día 21 en el que Porfirio Díaz
se compromete a renunciar a la presidencia y queda en el cargo de manera
provisional Francisco León de la Barra, con el único propósito de volver a
convocar a elecciones. El 7 de junio, día en que un fuerte terremoto sacudió a
la Ciudad de México, Madero entró triunfante a la capital del país. Días antes,
Porfirio Díaz había salido del país, desterrado.
El interinato de De la Barra duró apenas unos meses: de mayo a noviembre de
1911, después que las elecciones se realizaron en octubre. El gobierno de
Madero, duró un poco más: de noviembre de 1911 a febrero de 1913, mes en
que fue asesinado. En efecto, Porfirio Díaz fue desterrado, pero no los
porfiristas o los intereses de las clases de las que era protector. Tampoco
fueron desterradas los conflictos en el interior de la revolución triunfante.
En este sentido, cabe destacar, por un lado, los levantamientos armados de
Emiliano Zapata y Pascual Orozco (ahora ex-revolucionario maderista), el 25
de noviembre de 1911 y el 25 de marzo de 1912, mediante el Plan de la
Empacadora y el Plan de Ayala, respectivamente. Los principales motivos del
descontento fue el reacomodo de algunos porfiristas en el gabinete y algunas
promesas no cumplidas, principalmente las de carácter agrario y de repartición
de tierras. Por otro lado, los levantamientos armados de ex-porfiristas como
Bernardo Reyes, en diciembre de 1911, y de Félix Díaz, sobrino del presidente
recientemente derrocado, en octubre de 1912. Los dos primeros levantamientos fueron relativamente aplacados por el jefe militar de Madero:
Victoriano Huerta. Los otros dos fueron aplacados totalmente y encarcelados
Reyes y Díaz.
El 9 de febrero de 1913 se dio otro levantamiento, el último y definitivo: el de
Manuel Mondragón. Con éste, se inicia el episodio conocido como Decena
Trágica, episodio en el que durante diez días la Ciudad de México estuvo bajo
el fuego de la metralla. Ese mismo día, fueron liberados Bernardo Reyes y
Félix Díaz y atacaron Palacio Nacional. En este ataque, Bernardo cayó abatido,
pero no el movimiento que se atrincheró en la Ciudadela.
Al pasar de los días y al crecer la tensión, Victoriano Huerta y el embajador de
Estados Unidos, junto con Díaz y Mondragón, establecen conversaciones y la
traición del primero con respecto a Madero. Después del Pacto de la
Ciudadela, Madero fue preso por Huerta el 18 de febrero y cuatro días
después, asesinado, junto con el vicepresidente, Pino Suárez.
La etapa constitucionalista y lucha de facciones


Los levantamientos, los ataques y la avanzada hacia el centro del país por
parte de los revolucionarios se dieron en bloque y en cuestión de meses,
hicieron huir a Huerta: el 2 de abril, Pancho Villa toma Torreón; el 23 de junio,
Zacatecas, y el 8 de Julio, Obregón toma Guadalajara. Huerta renuncia el 15
de ese mismo mes. El 13 de agosto de 1914 se firma el Tratado de Teoloyucan
mediante el cual queda disuelto el Ejército Federal y enseguida las tropas
revolucionarias entran a la Ciudad de México.
Una vez que cayó Huerta, la lucha tomó otros matices. Por un lado, Carranza
se autonombraba presidente; y, por otro, Villa y Zapata demandaban una
convención, un acuerdo, entre las distintas facciones revolucionarias.


En 1920, poco antes de la sucesión presidencial, Venustiano Carranza apoyó
como candidato a un civil desconocido: el ingeniero Ignacio Bonillas, creando
con ello el descontento de Álvaro Obregón.

Entre 1928 y 1929, contendieron para la presidencia, José Vasconcelos y
Pascual Ortiz Rubio, candidato del recién creado Partido de la Revolución
Mexicana. Después de Obregón, se inicia el periodo llamado “El maximato”,
según el cual refiere, entre otras cosas, que los que dan la cara como
presidentes no son sino títeres del jefe máximo, Plutarco Elías Calles. La vida
del Partido de la Revolución Mexicana se inició con un fraude: el hecho a José
Vasconcelos.
UNIVERSIDAD DE SALAMANCA
DEPARTAMENTO DE FILOSOFÍA, LÓGICA Y
ESTÉTICA
FACULTAD DE FILOSOFÍA, TESIS DOCTORAL
FILOSOFÍA Y VIDA: EL ITINERARIO FILOSÓFICO
DE JOSÉ VASCONCELOS, AUTOR: RAÚL TREJO VILLALOBOS
DIRECTOR: DR. ROBERTO ALBARES ALBARES, SALAMANCA, 2010
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